He sentido, sin embargo, en las últimas semanas, en muchos mexicanos un sentimiento de impotencia. "Sí veo lo que está pasando pero no puedo hacer nada" parecen decir. Y es que cuando Andrés Manuel López Obrador, que aparecía como el principal opositor al atraco que estaba fraguandose, anunció sus medidas de lucha para detener la reforma energética fue lamentable darse cuenta que ninguna de ellas servia realmente en un plano político o jurídico o cualquier otro que se les antoje pero que tuviera incidencia efectiva en la realidad. Todo era simbólico. Hasta lo de su infarto acabó por ser un gesto melodramático. Cuauhtémoc Cárdenas se aferra a una consulta popular revocatoria en 2015. ¿De qué manera si el sistema electoral acaba de ser desmantelado? El PRD es el partido más farsante del sistema que gobierna México. Los "chuchos" fueron los que abrieron la caja de Pandora y ahora fingen que no sabían lo que son el PRI y el PAN. La actuación de los políticos de izquierda en la aprobación de la reforma fue simplemente testimonial.
Por lo pronto una oligarquía sin moral gobierna México y no tiene oposición.
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