domingo, 15 de septiembre de 2013

Maestros

Confieso que tengo empatía por todo aquel ser humano que se moviliza. Sean huelgas, marchas, plantones y hasta inmolaciones tienen mi apoyo. No es porque me guste el caos (que sí me gusta) pero es que me parece inconcebible que alguien deje la comodidad de su casa y su vida cotidiana para salir a protestar a la calle si no le asiste por lo menos un poco de razón. Sin embargo, he tratado de mantener objetividad frente al movimiento magisterial por la simple razón de que no creo que en este mundo haya un maestro honesto, un médico honesto o un abogado honesto. Pese a ello les daré el beneficio de la duda.
Si entiendo bien el pleito, en pocas palabras, los maestros no quieren que su trabajo esté condicionado a una evaluación que en el mejor de los casos los mandará a capacitación y en el peor los dejará desempleados.
Las reglas de el juego pueden consultarlas aquí: http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5313843&fecha=11/09/2013

Voy a dar mi opinión de lector. Si yo fuera maestro por supuesto que estaría de acuerdo en que existiera un examen que en caso de resolver mejor que otros aspirantes aumentara mi sueldo, mi puesto o mi estatus. Cuando uno no tiene padrinos, palancas, becas, ni perro que le ladre, un examen así es oro molido. Demasiado bueno para ser verdad, pensé. Debe de haber algo perverso, y lo hay, y mucho.

El diablo está en el INEE (Instituto Nacional de Evaluación Educativa). ¿Por qué un organismo con tanto poder sería incorruptible? Estamos en México, vean en lo que ha acabado el IFE. El SNTE (sin contar a la CNTE) tiene un millón de agremiados. ¿Han pensado en las legiones de maestros de maestros (sí, maestros de maestros) capacitados y además incorruptibles que se necesitan para tutorar y evaluar a ese millón de docentes? ¿De dónde los van a sacar? Repito: estamos en México.

Han creado un ente de corrupción ilimitada.


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